Nuevas experimentaciones

Bueno, este artículo es un poco peculiar. Peculiar porque, como ya quise decir en mis primeros artículos, si de verdad se quiere llegar al conocimiento de algo es necesario dejar atrás las ideas preconcebidas, los sensacionalismos y el estereotipo que hoy en día afecta al fenómeno de las psicofonías.

Quienes me sigáis habréis notado que mis últimos artículos poco tienen que ver con lo que nos venden que son las psicofonías. Sí, nos venden. Es muy frustrante haber llegado a una conclusión así, pero pienso que este fenómeno poco tiene que ver con fantasmas que aparecen de la nada para dejar un mensaje, las evidencias racionales parecen demostrar justo lo contrario. Por supuesto que sigo aceptando que las psicofonías existen, y no hago más que hurgar en su origen como mejor puedo, pero he elegido el camino de la verdad y la racionalidad, y nada va a apartarme de ahí.

Dicho esto, seguiré con mis investigaciones "de campo", las que he realizado hasta ahora, que consisten en visitar lugares abandonados y realizar grabaciones con el mayor control posible, pero tengo que hacer honor a la verdad, y mi verdad en estos momentos es que ese no es probablemente el camino, que no hay diferencia entre experimentar en un lugar u otro, que lo que importa es acotar la materia a investigar y regirse por métodos ya estudiados, y otros por descubrir. Y no me da ningún pudor explicar punto por punto por qué he llegado a esta conclusión, y qué es lo que pienso ahora mismo. Lo vamos a ver punto por punto:


  1. Todo parece tener que ver con la energía, el electromagnetismo, y las ondas. El fenómeno psicofónico o la misma transcomunicación instrumental no dejan de ser fenómenos electrónicos que, por mucho que se pueda pensar, necesitan de una manipulación adecuada para producirse. Pongamos lo que nos ofrecen muchos pseudoinvestigadores, un suceso trágico o el mal arte de comunicarse con un ser fallecido, simplemente con encender la grabadora podemos llegar a obtener una psicofonía digna de tener en cuenta como prueba de que existe un "Más Allá". Pero si nos atenemos a los estudiosos más rigurosos de este tema, la cosa no va por ahí. Aunque no sea descartable, sería casi improbable que un "ser" se pueda manifestar de la nada, así de repente, y dejarnos un mensaje. Esto requiere de más componentes que eso.
  2. Supongamos que estableciéramos una comunicación con "otra realidad". El desarrollo de las investigaciones a lo largo del tiempo nos puede hacer pensar que estos contactos son intencionados desde esa parte desconocida, los investigadores más importantes (para mí) señalan el esa dirección, incluso existen pruebas audibles que manifiestan que esos seres que se comunican con nosotros lo hacen de forma no solo consciente, sino también tecnológica. Hay muchos ejemplos de ello, William O'Neill, Marcello Bacci, Anabela Cardoso... Todas esas personas que se empeñaron y se empeñan en establecer un contacto con esa otra realidad han recibido mensajes del mismo tipo: son seres pertenecientes a una realidad invisible para nosotros, pero que nos contactan mediante el uso de tecnología, con sus propios métodos y restricciones. No hay que dejar esto en el olvido, después de todo son personas que dedican su tiempo a estudiar este fenómeno, que muy raramente son nombrados en los famosos programas sobre parapsicología, pero en mi opinión se están obviando los resultados de sus investigaciones, que en el caso de Marcello Bacci, por ejemplo, parecen incuestionables.
  3. Ahora vamos a suponer que este fenómeno se debe a factores físicos que podrían ser demostrables. Factores terrenales que no podemos saber pero con el tiempo la ciencia explicará. Existen muchos "escépticos", lo entrecomillo porque el término escéptico ha acabado derivando en "negador de todo lo que no le demuestren otros". Antes el término se aplicaba a las personas que se cuestionaban la existencia de algo y se preocupaban por conocer su origen, con los métodos que tuvieran a mano, pero lo estudiaban desde la racionalidad y llegaban a una conclusión determinada. Hoy en día parece que el escéptico es el que niega todo aquello que OTROS no le puedan demostrar, sirva como ejemplo esta frase: ¿eso es lo que dices? Pues demuéstramelo. Hay que volver a los orígenes de la palabra, ya que yo mismo me considero un escéptico en el sentido más puro y reivindicativo. Solo quiero saber la verdad, aún sabiendo que seguramente nunca la conozca, pero no me interesa otra cosa. Creo que ese es el verdadero significado de ser un escéptico. Es cuestión de conocer, de trabajar en el tema, de aprovechar el camino que otros han recorrido, y dejar tu propio escalón en la inmensa escalera que supone el misterio.
Por esto, y por otros tantos motivos, he decidido dar un paso adelante en mis investigaciones. He podido conocer en estas últimas semanas a personas que vienen de vuelta hacia donde yo voy, que pueden aportarme mucho, y que con un mínimo de humildad y ganas de conocer, me van a guiar para poder conseguir lo que tanto estoy buscando.

Ahora estoy empezando a conocer nuevas técnicas, a experimentarlas, y desde luego dejaré mis impresiones en este blog, y no os quepa duda de que voy a por todas. Siento no venderos humo ni amarillismo, pero mi intención es otra, así que agradezco a los que sigan este blog que hayan leído estas líneas, y pediros que tengáis paciencia, ya que tarde o temprano estoy seguro de que tendré alguna conclusión que os dará que pensar, cuanto menos.

Gracias a todos los que seguís el blog, agradezco vuestros comentarios, y sobre todo espero no haberos decepcionado con este artículo, sé que puede ofender o trastocar a más de uno, pero esa no es mi intención, mi intención es estudiar el fenómeno con todo lo que me sea posible, y así seguiré haciéndolo.

Jorge Liébana. Grupo D.R.E.S.